Melissa Matus es madre, esposa, hija y, sobre todo, una mujer incansable, que nunca se da por vencida y lucha con determinación por todos sus sueños. Es disciplinada y responsable en todo lo que se propone, pero también amorosa y dedicada en cada aspecto de su vida. Su historia es una verdadera muestra de perseverancia y valentía, una historia que no solo refleja su crecimiento profesional, sino también su compromiso con la familia y su amor por lo que hace. Su aventura en el mundo de los negocios comenzó, como muchas historias, a partir de una necesidad personal.
En su caso, la necesidad de encontrar un equilibrio entre su tiempo y sus aspiraciones. “No tenía idea de cómo empezar”, recuerda Melissa. Fue un amigo cercano quien, al ver su potencial, le sugirió adentrarse en el “mundo de las uñas”. Sin experiencia previa en el sector, Melissa no dudó en aceptar el desafío. Empezó a estudiar, se preparó, y comenzó a tomar cursos. “Tenía cero conocimiento, pero algo que me distingue es mi perseverancia. Si me propongo un reto, me mantengo firme hasta conseguirlo”, asegura. A pesar de que en ese momento nunca imaginó que su futuro estaría ligado al arte de las uñas, hoy en día se siente completamente realizada, encantada por la oportunidad de crear arte y relacionarse con sus clientas mientras trabaja. Lo que comenzó como una simple decisión, se ha convertido en una verdadera pasión. Melissa confiesa que la parte de crear diseños únicos y brindar una experiencia personalizada a cada clienta es lo que más disfruta de su trabajo. “Me fascina convivir con las personas, escuchar sus historias, y ver cómo se van satisfechas con el servicio. La calidad y el trato son lo que más valoran mis clientas, y gracias a ellas, hemos logrado posicionarnos en el mercado. El equipo ha crecido, y no podría estar más orgullosa de los logros alcanzados”, comenta con emoción. El éxito de su negocio no solo se debe a su dedicación, sino también al amor y esfuerzo que pone en cada trabajo, algo que sus clientas aprecian y reconocen
