Adry del Rocío, la muralista mexicana originaria de Guadalajara, Jalisco, enfrenta uno de los mayores retos de su carrera: pintar el mural más grande de su trayectoria en la imponente presa Chicoasén, rodeada de la naturaleza de Chiapas. Sol, lluvia, humedad y altas temperaturas no pueden interrumpir su pasión, ímpetu y gran talento. Adry del Rocío dejará una huella indeleble en Chiapas. Equipada con pasamontañas, arnés, termo de agua, cuerdas, casco, pistola de aire y mucha pintura, Adry crea esta obra monumental de 7,000 m². Lleva consigo un gusanito de pompones hecho por su hijo Cuatli, quien es su mayor motivación. La jornada laboral comienza de madrugada para aprovechar toda la luz posible durante el día. Es un proyecto físicamente demandante, pero Adry no está sola: colabora con su hermano Carlos Alberto y un talentoso equipo de artistas. Es una obra monumental sin precedentes. Adry y su hermano comienzan el día analizando todos los detalles del diseño, cuidando el tiempo, ya que cada hora es crucial para completar las actividades del equipo. “Para mí, pintar es muy natural. Lo hago desde niña; no conozco un estilo de vida sin pintar. Lo más bonito de crear es que siempre hay una posibilidad de mejorar y superarte a ti mismo. Por eso estoy aquí, encantada con el proyecto, con todas las impresiones y complejidades. Estoy feliz”, comenta Adry. En sus pinturas, Adry plasma su visión del mundo, representando figuras valiosas en su vida, personajes históricos y la forma en que la naturaleza nos rodea. A menudo, también expresa su ideología sobre la igualdad y la unidad que deberían existir entre las personas.
ADRY DEL ROCÍO
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